domingo, 2 de agosto de 2009
ZONA. Uritorco, un destino para disfrutar del turismo energético.
El microclima del lugar invita a ser visitado todo el año. El Uritorco y sus zonas aledañas son ricas en historias enigmáticas, que embellecen aún más su preciosa geografía.
Pablo Herrero
Fuente: Terra
En las entrañas del cerro Uritorco bulle Erks, una ciudad erigida hace 21.000 años por seres –presuntamente extraterrestres- para alimentar un centro de comunicación intergaláctico. Es un punto de recepción de ovnis, como el que convulsionó a los lugareños al dejar una gran huella de pasto quemado en el verano de 1986, según el entusiasta relato de una anciana, ya fallecida, y un chico. Esta urbe “intraterrena” desprende una corriente energética y espiritual que toma por asalto a quienes la visitan.
El Uritorco y sus zonas aledañas son ricas en esa clase de historias, que embellecen aún más su preciosa geografía. Se trata, sin dudas, del destino argentino más visitado para los fans del “turismo energético”. Sus 1.979 metros de altura se alzan en el extremo norte del Valle de Punilla, Córdoba. Tiene una atmósfera templada y seca, cuya temperatura media anual ronda los 21 grados. El típico “calorcito serrano” que invita al ocio y a la aventura, suelto de ropa y de cuerpo aún en pleno invierno.
Para disfrutar del Uritorco hay que arrimarse hasta Capilla del Monte, una localidad ubicada a 110 kilómetros de Córdoba capital. Lugar de residencia de escritores, maestros de yoga, guías turísticos, terapeutas “alternos” y toda clase de profesionales y amantes del new age.
Javier Peralta Ramos, guía de turismo aventura y viajes de descubrimiento interior, propone “desestructurar nuestra experiencia, poniendo énfasis en el aquí y ahora. (…) La verdadera espiritualidad es la que produce cambios en nosotros, ayudándonos a trascender nuestro ego y no la que lo adorna, como si fuera una posesión más”.
Y aclara que para ir al Uritorco “no se requiere haber transitado un camino espiritual. Sí ser capaz de vaciarse de lo que se cree saber y conocer, para dejar entrar lo nuevo y maravillarnos como si todo fuera visto por primera vez”.
Desde su sitio web propone un “viaje no tradicional” por la zona. Una recorrida por 50 lugares energéticos, que suma, además, propuestas de trekking, ascensiones, cabalgatas o simplemente disfrutar del agua.
Más acá del más allá
Se dijo: quienes vayan al Uritorco tendrán una paleta de opciones para pasarla de lo lindo. Montañas, ríos, balnearios, cabalgatas, escalada en roca y hasta parapente. Por ejemplo, a sólo cuatro kilómetros de Capilla está el balneario La Toma, a orillas del río del mismo nombre. En sus hoyas se puede disfrutar de bellas cascadas o descansar sobre rocas energéticas, en medio del trinar incesante de los pájaros y de un “bosque” de inmensos helechos y árboles variados. No es el único oasis, claro. Hay decenas escondidos entre los senderos.
Además de su espíritu, el turista podrá poner a prueba sus destrezas físicas en las Sierras Chicas. Los amantes del trekking tienen senderos escarpados que surcan los faldeos y quebradas con diferentes niveles de dificultades. Los más preparados y decididos llegarán a sitios como Los Mogotes, los Paredones, los diques Los Alazanes y El Cajón, el parque Los Terrones, las formaciones geológicas de Ongamira o el cerro Pajarillo.
Las cabalgatas se realizan en el cerro Las Gemelas, el dique Los Alazanes, en las faldas del Uritorco y caminos como el de La Higuerita, las minas de Mica, El Totoralejo, Los Moros, Los Terrones, Las Papillas y Campo Las Minas.
Otra de las actividades que depara ese rincón del Valle de Punilla es la observación de aves. Si está paciente y en silencio, el turista podrá observar tordos, zorzales, jilgueros, cardenales, venteveo, pájaro carpintero, piquito de oro, loras, colibrí, patos silvestres, perdices y garzas, entre otras especies.
Pablo Herrero / Especial para Terra
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